Que lo primero seas tú

El sol ha salido y solo él puede vernos.

Tu respiración tranquila me hace sonreír, y darme cuenta de que es maravilloso que estés vivo, y que sea yo la única que tiene el privilegio de verte despertar, aunque aún sigues soñando.

Espero que estés soñando conmigo, yo llevo toda la noche viajando junto a ti en mis sueños.

Ahora te mueves, a lo mejor estás molesto o tienes el brazo dormido de haber apoyado mi cabeza en él durante toda la noche, pero qué va, te acurrucas más a mí haciéndome sentir especial.

Ahora sí sé que te estás desvelando, todavía no has abierto los ojos, pero tu sonrisa te delata.

Entonces ya no puedo reprimir más el impulso que lleva acosándome toda la mañana y te beso.

Me encanta poder rozar tus labios aún adormilados, y susurrarte al oído las dos palabras que resumen lo que siento por ti. Quiero que eso sea lo primero que escuches cada mañana, porque esta escena se debería repetir todos los días, solo con esto podría sentirme dichosa toda la vida.

Y me encanta también que te despiertes, me abraces fuerte, y me digas una y otra vez que me quieres, debajo de las sabanas.

Ahora ni siquiera el sol puede vernos.

El tiempo de Oreo

El tiempo de Oreo

Lo malo de los animales es que viven menos que nosotros. Lo peor es que ellos no son conscientes.

El amigo del revés

El amigo del revés

Juan tenía un amigo desde la infancia. Se llamaba Otto. Todos los días, cuando estaban en edad de ir a Primaria, caminaban juntos hacia la escuela. A Juan, Otto le parecía un chico divertido, aunque un tanto extraño.

La visita

La visita

Tenía la vista fijada en el suelo sin querer levantarla y encontrarse con sus ojos. Mirarlos era aceptar que no eran los mismos que vivían en sus recuerdos.

—Hueles a muerto. Más que de costumbre —fue lo único que acertó a decir él mientras abría la puerta para dejar que pasara dentro de casa.

Ganarse el salario

Ganarse el salario

El hombre, apoyado en la pared, miraba a través de un pequeño hueco que quedaba entre el cristal y la pesada contraventana de madera entornada. Cuando Lola la empujó para cerrarla, casi le pilla la nariz a su marido.

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