Mi nacionalismo es mejor que el tuyo

El nacionalismo es sed de poder mitigada con autoengaño. Todo nacionalista es capaz de incurrir en la deshonestidad más flagrante, pero, al ser consciente de que está al servicio de algo más grande que él mismo, también tiene la certeza inquebrantable de estar en lo cierto. (George Orwell)

Vuelvo de la concentración en Sol en apoyo a lo que ha ocurrido en Cataluña con la sensación de estar viviendo en una realidad que falla, que se repite de un modo cíclico en cuanto el ser humano olvida lo aprendido por la experiencia.

Se podría recurrir a la manida frase de Marx “la religión es el opio del pueblo”, pero por evitar tensiones con el comunismo, mejor escoger la del Premio Nobel de Física Steven Weinberg: “La religión es un insulto para la dignidad humana. Con o sin ella, habría buena gente haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión.”

A lo largo de la historia, el elemento unificador de sociedades ha ido basculando entre religión y patria. Ahora, una vez muerto Dios, parece que el péndulo está más cerca de la segunda. ¿Es realmente el motor de DAESH, por ejemplo, el Islam o la política territorial? Sea lo que sea, al final, ambas opciones acaban en las mismas consecuencias: guerra. Y lo que se vivió el domingo en Cataluña parecía eso: una guerra encarnizada entre patrias.

No va esto de legalidades, ni de oportunidades, ni de democracias. Me gustaría hacer hincapié en lo absurdo. Lo absurdo de que alguien se preocupe por un territorio que no le pertenece y se abrigue detrás de unos colores que no ha elegido. Lo absurdo que parece que el nacionalismo, que en un primer momento debería unir, sea un elemento separador y diferenciador, que se utilice como insulto, como burla o como aval. Lo absurdo que suena “mi nacionalismo es mejor que el tuyo” o peor “más válido”.

¿Qué es “patria”? Según la RAE “tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado al ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. ¿Cómo puede alguien sentirse orgulloso de su patria? ¿De algo que es fruto del mero azar? ¿No sería absurdo que yo me sintiera orgullosa de ser rubia? ¿O de tener los ojos marrones? ¿O de mi color de piel? ¿No sería eso motivo de alegría o pena, pero en ningún caso de orgullo?

“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia.” (Miguel de Unamuno)

¿No es paradójico pensar que un nacionalista lo sería en cualquier lugar? ¿No es risible que los nacionalistas esgriman el mismo sentimiento para utilizarlo como arma arrojadiza?

“El nacionalista no solo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio bando, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas.” (George Orwell)

Nacionalistas, tened cuidado. Sois susceptibles de convertiros en los ejércitos de personas a las que no les importáis ni vosotros ni vuestra patria, solo el tamaño de su egocentrismo. Haciéndoos creer que tenéis algo que defender, dejáis de luchar por lo que de verdad sí existe y hay que proteger.

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Viñeta de Salvatwitts: podéis visitar su obra aquí https://www.facebook.com/SalvaTrazos/

 

El tiempo de Oreo

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Lo malo de los animales es que viven menos que nosotros. Lo peor es que ellos no son conscientes.

El amigo del revés

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Juan tenía un amigo desde la infancia. Se llamaba Otto. Todos los días, cuando estaban en edad de ir a Primaria, caminaban juntos hacia la escuela. A Juan, Otto le parecía un chico divertido, aunque un tanto extraño.

La visita

La visita

Tenía la vista fijada en el suelo sin querer levantarla y encontrarse con sus ojos. Mirarlos era aceptar que no eran los mismos que vivían en sus recuerdos.

—Hueles a muerto. Más que de costumbre —fue lo único que acertó a decir él mientras abría la puerta para dejar que pasara dentro de casa.

Ganarse el salario

Ganarse el salario

El hombre, apoyado en la pared, miraba a través de un pequeño hueco que quedaba entre el cristal y la pesada contraventana de madera entornada. Cuando Lola la empujó para cerrarla, casi le pilla la nariz a su marido.

7 Comentarios

  1. Anónimo

    No me ha dado jamás tanto miedo un absurdo.

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  2. torpeyvago

    Don Luis Zamenhof, «Doktoro Esperanto», siempre sugirió comenzar buscando lo común, que las diferencias ya aparecerían solas. Pues eso.

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  3. juangimenez

    Me gusta tu post. Y me encanta la viñeta; ¿puedo emplearla citando la fuente? Un saludo!!!!!

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