Crítica negativa a Murakami: Sputnik, mi amor

Murakami llega a mis manos

—Mírala, ahí está— le digo a Isaías cuando vemos aparecer la cabeza colorada de Mamen por la boca del Metro.

Es viernes noche, Puerta del Sol está a rebosar y hemos quedado para cenar con mi grupo de amigos del máster.

—¡AAAAHHH! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —dice Mamen mientras me abraza—. Mira, tengo regalitos para ti.
—¡Anda!, así que eso era lo que habías estado haciendo esta tarde en el centro, ¿no? A ver, a ver…

Son tres paquetitos. Dos tienen pinta de CD. Efectivamente, son CDs. Muse y Extremoduro. Me gusta.

—Para cuando vayamos en el coche — dice Mamen—, que te falta un poco de variedad y nuestros viajes son muy largos.

—Pues ve pensando a dónde quieres que vayamos la próxima vez. —río—. Uy, uy, esto otro parece un libro. Sputnik, mi amor. Haruki Murakami.

—Pero, Rocío, ¿tú no odiabas a Murakami? —pregunta Isaías.

Miro a Mamen. Ahora mismo no sé si reprocharle que no lo sepa o fingir que esa persona a la que quiero tanto, con sus comentarios inoportunos incluidos, se equivoca.

—Puedes cambiarlo si quieres, Ro. Tienes el tique en la bolsa.

—Bueno, vamos a tranquilizarnos, odiar es una palabra muy fea. Tengo que reconocer que nunca he leído a Murakami, aunque con lo que he visto por ahí podría definirlo como un Paulo Coelho con ínfulas de Kundera y, para eso, casi prefiero directamente a Coelho y obviamente a Kundera. Me da mucha pereza este hombre, pero está todos los años en las quinielas del Nobel, así que, ahora gracias a Mamen, le daré una oportunidad.

Y así fue como llegó a mis manos Sputnik, mi amor, una novela de 1999 publicada en España en 2008. Empecé a leerla un par de semanas después,  decidida a cambiar de opinión (o a formarme una opinión) y poder compartir el entusiasmo de los que me rodean por el autor japonés.

Sputnik, mi amor

En Sputnik, mi amor, Murakami cuenta la historia de un joven profesor de colegio y una chica que comparten una relación de amistad muy profunda espoleada en gran medida por sus conversaciones y sus intereses elevados y cultos. Sumire, ella, es una joven escritora frustrada y excéntrica, un tanto perdida en la vida, que, en un momento dado, encuentra refugio laboral y económico en las faldas de una señora que le ofrece trabajo después de haberse conocido durante un convite de boda.

Y aquí me detengo porque me llevaría más allá de las primeras 50 páginas del libro (de un total de 150) continuar con la historia.

Comenzamos conociendo a dos personajes principales que encierran toda la filosofía, si es que esta existe, de lo hípster. Atormentados por un sistema en el que no encajan, se convierten en soñadores que ejecutan su labor en blanco y negro por pura presión social. En cristiano, vienen a ser dos personas que se creen muy especiales y sufren por no poder serlo en un mundo que no está preparado para su talento. Sobre todo ella. Él ya ha cruzado la frontera de la resignación.

Salpicado todo el relato de referencias a lo más elevado, con un tono quizá algo forzadillo, la historia avanza de escena inverosímil en escena inverosímil, hacia un final que Amazon califica de “enigmático”, aunque me parece mejor propuesta decir que es totalmente gratuito. El final y la novela entera. Por si esto no bastara, de cuando en cuando, el autor deja en soledad a sus personajes, obligándoles a enfrentar a su yo interior, provocando así una retahíla de reflexiones inconexas y aparentemente profundas, cercanas a la literatura coelhiana de mejor calidad. Eso sí, con unos títulos mucho más presuntuosos (lo cual ya es difícil).

Total, que al cerrar el libro pensé: esto no puede ser. Seguro que he tenido mala suerte y esta novela la escribió en un episodio agudo de gastroenteritis que, como todos, termina acabándose y todo vuelve a la normalidad. Así que me puse a leer por internet, a ver qué decía la gente de semejante truñaco esta novela. Afortunadamente me sentí entendida por muchos, pero más anonadada me quedé cuando resulta que, por lo visto, Murakami no se contenta con escribir una mierda historia de dudosa calidad, sino que TODOS SUS LIBROS SON EXACTAMENTE IGUALES. Y me imagino que, con eso, podemos decir que son iguales de pretenciosos, vacíos, innecesarios, mediocres e insustanciales.

Otros críticos, otras críticas

Por aquí os dejo a gente con más firma que yo:

  1. El PaísLos libros de Haruki Murakami no son para tanto y estos son los motivos
  2. Koratai: Cinco cosas que no soporto de Haruki Murakami
  3. Jot Down: Por qué Murakami no debe ganar el Nobel de Literatura (carta abierta a la Academia Sueca)

Así que nada, aquí me he quedado, con todas mis buenas intenciones tiradas por el suelo porque, si todavía fuera a leer otro (por probar, oye, que como hemos dicho todo el mundo tiene un mal día) con la promesa de algo diferente, pues sí, pero para lo mismo otra vez… je, je, je. NOUP.

Y, que conste, que no estaría tan sorprendida/cabreada de haber sido una novela de tantas, que simplemente sería una mediocre de las muchas que hay, pero ¿de verdad estamos barajando a este autor para un premio Nobel existiendo nombres como Kundera al borde de la muerte?

Es que ni para Planeta da.

¿Qué es la lítost?

¿Qué es la lítost?

Siempre he pensado que Milan Kundera, a parte de uno de los mejores escritores que ha dado este mundo, es un cabrón. Me explico: Kundera habla de la miseria y vergüenza humanas de una forma totalmente carente de empatía, casi crueldad, y con el suficiente acierto para que cualquiera de los que lo leemos pensemos que nunca habríamos sido capaces de enfrentarnos a todo lo tóxico, repugnante y verdadero del ser humano. Kundera expone los tabúes sociales de la humanidad sin despeinarse, ni siquiera se pone un poquito nervioso.

8 Comentarios

  1. entrelibrosyrelatos

    Pues a mí me gustan todos sus libros. Habla de lo que nadie habla…De todas formas, hay autores para todos los gustos. Y bueno, no me disgustaría como premio Nobel….

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  2. carlos

    Te diría que probaras con Tokio blues, una novela que me sorprendió por el retrato de la sociedad japonesa americanizada que dibuja. Un saludo.

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    • Buscando a Casiopea

      Sí, he oído hablar de ella y de dar con alguna otra del autor sería con esa. A ver, a ver.

      Un saludito y ¡gracias por pasarte!

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  3. naim80

    Como sobre gustos no hay nada escrito, diré que me gusta mucho Murakami, en especial “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas”. No percibo nada de hipsterismo en su literatura (y te aseguro que el mundo hipster me satura hasta límites insondables).
    Y odio a Coelho y su impostado estilo “si no eres feliz es por tu culpa, fracasado de mierda”.
    Me parece muy excesiva (y diría que hasta injusta) su comparación pero vaya, supongo que cada uno entiende las cosas de modo diferente.
    Un saludo.

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    • Buscando a Casiopea

      Jajajajajajajaa me ha encantado eso de “si no eres feliz es por tu culpa, fracasado de mierda”.
      Bueno, tengo que decir que soy muy de extremos cuando algo me indigna y es lo que he sentido con Murakami. Cuando se me pase igual le doy otra oportunidad que, oye, no es nada cómodo criticarlo con un grupo de amigos como el mío, créeme.

      ¡Un saludo! 🙂

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  4. anaskafischer

    Murakami es un escritor de primera, original, profundo, autentico. Crea mundo que hay que visitar, entender, perderse en ellos. Es evidente que no es su género, pero el retrato del autor que usted hace me ha parecido muy injusto. Y no le retrataba en absoluto.

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    • Buscando a Casiopea

      Bueno, quizá ha sido problema de expectativas y me esperaba algo “más” que no he encontrado. Obviamente esto está escrito desde la más absoluta parcialidad y no pretendo que mi opinión sea compartida por los demás, es solo un recurso expresivo.
      Siento si te has sentido molesta o interpelada directamente por algo.

      ¡Un saludo y gracias por comentar! 🙂

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  5. Emma

    Comparto tu crítica totalmente, Murakami me parece pésimo, a sus historias se les ve siempre el plumero. Pretenciosas, banales, aburridas, rebuscadas, metáforas nada inspiradas, estilo plano, imágenes desabridas, en fin, nada interesante. Ciertamente, teniendo tanto Kundera Bellow Updike Proust Cortázar Faulkner Borges Coetzee etc etc etc aún sin agotar, qué hacemos perdiendo el tiempo con este tipo…

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