Pérdida

La adrenalina de esa situación que no te crees, que te sube por el esófago, desde el estómago, y te deja sin respiración mientras el corazón te va a mil. No puedes dormir, no puedes pensar, no puedes hablar, no puedes existir.

Cuando dejas a alguien y de pronto te das cuenta de que no hay vuelta atrás, que las decisiones tienen peso en la realidad y consecuencias como que ya nunca más va a estar su pecho debajo de tu cara mientras notas cómo su cuerpo se relaja y se sume, poco a poco, en un sueño plácido y reparador.

De la pérdida y cómo todo en ti se revuelve contra ella. Aunque sea una pérdida elegida.

El tiempo de Oreo

El tiempo de Oreo

Lo malo de los animales es que viven menos que nosotros. Lo peor es que ellos no son conscientes.

El amigo del revés

El amigo del revés

Juan tenía un amigo desde la infancia. Se llamaba Otto. Todos los días, cuando estaban en edad de ir a Primaria, caminaban juntos hacia la escuela. A Juan, Otto le parecía un chico divertido, aunque un tanto extraño.

La visita

La visita

Tenía la vista fijada en el suelo sin querer levantarla y encontrarse con sus ojos. Mirarlos era aceptar que no eran los mismos que vivían en sus recuerdos.

—Hueles a muerto. Más que de costumbre —fue lo único que acertó a decir él mientras abría la puerta para dejar que pasara dentro de casa.

Ganarse el salario

Ganarse el salario

El hombre, apoyado en la pared, miraba a través de un pequeño hueco que quedaba entre el cristal y la pesada contraventana de madera entornada. Cuando Lola la empujó para cerrarla, casi le pilla la nariz a su marido.

2 Comentarios

  1. torpeyvago

    a) Tienes derecho a equivocarte. Dos veces. Una cuando lo elegiste. Otra cuando lo devolviste al lugar del que salió. Pero eso no significa que te hayas equivocado en alguna de las dos. O en ninguna.
    b) Fácil no es. Nunca lo es. Pero si lo has devuelto algún defecto tendrá. Él o la relación, claro. Tú también tendrás alguno, pero hay que quererse al menos un poco, así es que los obviamos.
    c) Los exámenes, las heces y las malas relaciones —si no malas, al menos no adecuadas del todo— tienen algo en común: duelen cuando salen, pero luego te quedas a gusto. De verdad. ¿Hechas de menos lo que baja hacia el alcantarillado o las diecinueve respuestas del examen de Termodinámica? No, ¿verdad? Pues eso.
    Levántate, bebe algo fresquito sin alcohol —o no mucho— y ponte a escribir, que eso te gusta y te calma.

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