No tener hijos como acto de generosidad

La familia. Ay, la familia. Una vez una psicóloga me dijo: “A veces, hay que asumir que la cercanía de ciertas personas es más dañina que buena, aunque sea tu familia directa y perennemente escuches que la familia es lo único que siempre va a estar ahí. A veces, hay que asumir que sacar de tu vida a alguien es la única opción que te salva”. 

 

No eres tu familia. No eres tu padre, ni tu madre. No eres lo que ellos dicen que eres, ni lo que ellos quieren que seas. No eres “en relación a”. Eres tú. en ocasiones has sido su juguete, alguien con quien pagar sus frustraciones, en ocasiones un vehículo para ver cumplidos sus sueños, aquellos que, pudiera ser, abandonaran cuando tú naciste y hoy, inconscientemente o no te culpan por ello. 

Hay gente con suerte, otra con menos. Si tienes la suerte de vivir en una familia sana, mentalmente sana, quizá no te veas afectado por este tipo de traumatizantes. Obviamente estoy a favor de que cada persona puede hacer con su vida lo que quiera. Lo que quiera hasta que toma la decisión de tener un hijo. Un hijo no es una propiedad, no es una mascota ni un coche que te compras y lo utilizas para lo que necesitas y cuando te estorba te deshaces de él. Ojo, las mascotas tampoco. 

Pero muy a menudo veo a mi alrededor personas que siempre han soñado con ser padres, lo son a la primera de cambio porque, claro, tener un niño es natural y tampoco te cambia la vida tanto ni para tanto tiempo. Ya volverás a viajar cuando el niño tenga 30 años.

Niños malcriados, niños abandonados emocionalmente, niños maltratados, niños sobrecargados de actividades porque no se tiene tiempo para ellos, niños de padres separados, niños de padres cabreados por los propios niños, niños, ¿y ahora qué coño hacemos con los niños?

¿Que coño se supone que hacemos con una generación entera de niños traumatizados? ¿Llamamos a los servicios sociales cuando descubran la cocaína y vengan a casa histéricos perdidos? Si los castigamos sin videojuegos, los ponemos mirando a la pared, ¿no?, vaya a ser que se sobreentienda que se debe pasar tiempo con ellos. ¿Echamos la culpa al sistema educativo de que los niños con 14 años hagan botellón en el descampado del barrio y antes de llegar a casa pasen por el hospital en un estado de cuasi coma etílico? ¿Negamos la evidencia de que nuestros hijos solo mantengan relaciones tóxicas porque es lo que han visto en casa? ¿Nos lo comemos y así acabamos también con el hambre en el mundo?

Tener hijos no es un derecho. Es una responsabilidad. Y es una responsabilidad tan grave que la mayoría de las personas de este mundo no estamos preparados para asumirla porque no llegamos a entender el alcance que conlleva. Tener hijos es pensar que, al menos durante 25 años, hay una persona que va a depender de ti no solo económicamente sino, sobre todo, emocionalmente. Joder, las putas emociones. Que tener un niño no es solo tener dinero para vestirle y alimentarle, es tener la rara habilidad para dar amor de una forma generosa y permitirle que sea una persona independiente, fuerte y con sus propias convicciones. Es criar hijos sanos de mente, personas que en un futuro no estén por ahí jodiendo a la gente con sus traumas. Con tus traumas.

Hay mucha gente que considera que no tener hijos es un acto de egoísmo. Yo no me siento preparada hoy en día para darle a un hijo lo que necesita, por un simple ejercicio de ser consecuente conmigo misma. No me parece egoísta, si acaso responsable.

El tiempo de Oreo

El tiempo de Oreo

Lo malo de los animales es que viven menos que nosotros. Lo peor es que ellos no son conscientes.

El amigo del revés

El amigo del revés

Juan tenía un amigo desde la infancia. Se llamaba Otto. Todos los días, cuando estaban en edad de ir a Primaria, caminaban juntos hacia la escuela. A Juan, Otto le parecía un chico divertido, aunque un tanto extraño.

La visita

La visita

Tenía la vista fijada en el suelo sin querer levantarla y encontrarse con sus ojos. Mirarlos era aceptar que no eran los mismos que vivían en sus recuerdos.

—Hueles a muerto. Más que de costumbre —fue lo único que acertó a decir él mientras abría la puerta para dejar que pasara dentro de casa.

Ganarse el salario

Ganarse el salario

El hombre, apoyado en la pared, miraba a través de un pequeño hueco que quedaba entre el cristal y la pesada contraventana de madera entornada. Cuando Lola la empujó para cerrarla, casi le pilla la nariz a su marido.

4 Comentarios

  1. torpeyvago

    ¡Ole, ole y ole!
    Para resumir este concepto, el otro día alguien me dijo que había que tener niños para pagar las pensiones… tojuro

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    • Buscando a Casiopea

      Y eso es cierto, pero o podemos facilitar la llegada de inmigrantes con hijos, o que los hijos no deseados y tenidos sean criados por el estado o por personas capacitadas. El carnet de padre no es un permiso para procrear, es un permiso para educar.

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      • torpeyvago

        Bueno, no creo que sea cierto. Es verdad que tenemos una pirámide de población descompensada, pero eso es un problema distinto. Y su solución no es aumentar la población y menos para que nos paguen las pensiones. Pero en todo lo demás desde la primera coma, TOTALMENTE de acuerdo.

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  2. carlos

    Es cierto, antes de decidirse a procrear deberían asistir a algunas clases sobre las consecuencias que tiene para todo el planeta incrementar el número de dependientes. Porque en este mundo todos absorbemos recursos de los cuales privamos a los demás residentes.

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