
Autoboicot
Allí estaba yo, saliendo por la boca de metro de Lavapiés, pensando qué coño hacía con mi vida
Allí estaba yo, saliendo por la boca de metro de Lavapiés, pensando qué coño hacía con mi vida
Te odio fue un te quiero escondido.
Tengo miedo. Esa es la única realidad de la que no puedo dudar.
He venido en busca de una explicación. Esa que me dejará tranquila; esa que por muy dolorosa que sea aceptaré y me permitirá continuar sin tenerte en mente la mayoría de mi tiempo; esa que me hará entender por qué un día me cogiste de la mano y al día siguiente desapareciste con un “lo siento, pero esto no puede continuar”.
La noche los había empujado a volver a casa y caminaban bajo la luz de la luna por un paseo alto desde el que se veía toda la ciudad. Los coches, allí abajo, ronroneaban con suavidad y el viento erizaba los árboles que les rodeaban. Eran dos, un chico y una chica.
Quiero saberlo todo de ti.
Gracias porque si no te hubieras marchado, nada de esto habría pasado.
Hoy me levanto y digo que aquí estoy a pesar de todo. Que renazco sin complejos y sin ataduras; sin remordimientos y sin cargas. Hoy me reconozco en mí misma, en lo que yo he construido con sudor y con dolor, en eso mismo que es mi orgullo.