


Demasiado fea para ser tan borde
Raro era el día que no cayese una cerveza después de clase. Ciudad nueva, compañeros nuevos, aires nuevos y calles nuevas. Calles que, a esa hora, ya estaban prácticamente vacías. Sin embargo, Raquel tenía la suerte de vivir bastante cerca de la universidad y tardaría poco en llegar a casa.

Los amantes de 2020

La infancia y la guerra
Aún es Mayo, el tiempo pasa lento y rápido a la vez. Lento porque siempre es lo mismo: bombas, gritos, miedo… Y, últimamente, el olor putrefacto de los cadáveres. Es rápido porque no podemos quedarnos en un sitio más de una noche; los tenemos justo detrás de nosotros y nos pisan los talones.