
¿Cómo es que me dueles todavía?
¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Cómo es que me dueles todavía?
¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Cómo es que me dueles todavía?
Echarse de menos está bien, lo verdaderamente malo es echarse de más.
Ahora, una vez muerto Dios, parece que el opio del pueblo es la patria.
Te odio fue un te quiero escondido.
STOCKHOLM y el secuestro emocional.