Pudimos serlo todo y nos quedamos en nada

Originalmente publicado en Letras & Poesía

He venido en busca de una explicación. Esa que me dejará tranquila; esa que por muy dolorosa que sea aceptaré y me permitirá continuar sin tenerte en mente la mayoría de mi tiempo; esa que me hará entender por qué un día me cogiste de la mano y al día siguiente desapareciste con un “lo siento, pero esto no puede continuar”.

He venido en busca de una explicación. Esa en la que tú no piensas porque ya tienes a otra chica a la que sí presentaste a tus padres, con quien cuelgas fotos en las redes sociales, de quien hablas cuando no está y la echas en falta. Esa que no soy yo y que pienso que algo muy bueno tiene que tener si la quieres a tu lado.

He venido en busca de una explicación. Una explicación de por qué cuando yo pensaba que todo iba bien, decidiste acabar con aquello que teníamos, que no tenía nombre, pero que me encantaba.

He venido a que me expliques por qué decías que pasaríamos el verano juntos, viajando, cuando sabías que nunca haríamos tantos kilómetros en el mismo coche.

Quiero que me cuentes qué pasó, qué fue lo que destruyó todo, por qué me he convertido en una chica más. Por qué sonreías cuando me mirabas de reojo y pensabas que yo no me daba cuenta. Por qué me abrazabas y me cantabas con segundas intenciones tus canciones favoritas.

Necesito que me digas qué pensaste el día que me invitaste a salir con tus amigos. Qué tenías en mente cuando nos pasábamos horas hablando en la misma cama. Qué viste en mí que ya no quisiste ver más.

He venido a que me des la explicación que sé que nunca tendré, porque también sé que tú no piensas en esos días conmigo como lo hago yo.

No puedo decir que me duela demasiado tu ausencia y, por supuesto, no fuiste el amor de mi vida, pero, quizá, podrías haberlo sido. Podríamos haber compartido tantas cosas…

Ya nunca lo sabremos.

Sin embargo, yo solo quiero saber por qué.

El tiempo de Oreo

El tiempo de Oreo

Lo malo de los animales es que viven menos que nosotros. Lo peor es que ellos no son conscientes.

El amigo del revés

El amigo del revés

Juan tenía un amigo desde la infancia. Se llamaba Otto. Todos los días, cuando estaban en edad de ir a Primaria, caminaban juntos hacia la escuela. A Juan, Otto le parecía un chico divertido, aunque un tanto extraño.

La visita

La visita

Tenía la vista fijada en el suelo sin querer levantarla y encontrarse con sus ojos. Mirarlos era aceptar que no eran los mismos que vivían en sus recuerdos.

—Hueles a muerto. Más que de costumbre —fue lo único que acertó a decir él mientras abría la puerta para dejar que pasara dentro de casa.

Ganarse el salario

Ganarse el salario

El hombre, apoyado en la pared, miraba a través de un pequeño hueco que quedaba entre el cristal y la pesada contraventana de madera entornada. Cuando Lola la empujó para cerrarla, casi le pilla la nariz a su marido.

2 Comentarios

  1. torpeyvago

    Quizá me repito demasiado —o que tengo pocas frases propias, que es lo más posible—, pero:
    El amor es lo eterno hecho efímero y el arte es lo efímero transformado en eterno.
    No hay más explicación, por mucho que haya mucho cerdo suelto.

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  2. intothebooksheart

    “Qué viste en mí que ya no quisiste ver más.”

    Tan real….

    ¡Un beso! 🙂

    Responder

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