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Quién es David Fincher
David Fincher es un director norteamericano de cine nacido en Denver (Colorado) en 1962. El cine de David Fincher es mundialmente conocido y valorado, aunque sus inicios están en la publicidad y el videoclip. Entre otros, ha trabajado para marcas como Nike, Cocacola, Heineken, Pepsi o Sony y para personalidades de la música como Madonna.
En los últimos años también ha tocado el ámbito de las series dirigiendo, entre otras, Mind Hunter y capítulos sueltos de series como Love, Death and Robots.
Características del cine de David Fincher
El Festival de Sitges eligió para el año 2015 conmemorar el vigésimo aniversario de Seven en su cartel anunciador. La imagen rememora la película haciéndonos recordar el apoteósico final del filme. Una caja ensangrentada en su parte inferior nos traslada automáticamente a ese momento en el que Morgan Freeman, con una navaja, abre la caja que el asesino de los siete pecados capitales ha mandado al lugar exacto donde el personaje interpretado por Kevin Spacey les dijo que encontrarían los dos últimos cuerpos. David Mills se da cuenta entonces que la cabeza que hay en esa caja de cartón es la de su mujer.
El cine de David Fincher juega constantemente con el espectador
Por si la película no jugaba ya bastante con el espectador, es aquí cuando da su giro definitivo y la gente de la sala de cine se levanta y grita “¡Mátalo!” o “¡No, no lo mates que es lo que él quiere!”. Este último consejo es también apoyado por el policía de las pecas. Entonces es cuando, al mismo tiempo que Brad Pitt se debate entre la ética profesional y el sentimiento más humano, al igual que hace En el club de la lucha en numerosas ocasiones, Fincher introduce un plano subliminal de la mujer de David Mills.
Mills, por fin, vacía un cargador en la cabeza del asesino en serie más odiado y admirado de la historia del cine. Cualquier persona que haya visto esta película recuerda esta escena, es casi imposible de olvidar y los diseñadores de la campaña del festival catalán de cine lo saben. Como dice el creador de la imagen, Miguel Ángel Duo, era imprescindible el uso de la caja ya que es una imagen “sencilla y poderosa”, y que ha elegido esta película por ser “casi perfecta” conjugando el thriller y el terror hasta convertirse en una referencia del cine posterior y de las series de televisión.
He elegido esa escena para empezar el epígrafe de las características del autor ya que me parece un ejemplo paradigmático y muy condensado de las mismas. El tema de la película de Seven, el primer thriller del director, es una constante en toda su producción salvo alguna excepción como El curioso caso de Benjamin Button o La red social. Aún así ambas siguen siendo perfectamente reconocibles como obras suyas.
Recepción del cine de David Fincher en la crítica
Fernando Morales decía de Alien 3, primera película del director, “Entretenida continuación de la saga. Fincher debuta con esta fábula futurista, bien ambientada, aunque con un guión bastante discretito. Como siempre, el entretenimiento está asegurado”. Sólo tres años más tarde el crítico de El Mundo Carlos Boyero le brindaba esta crítica de su segunda película, Seven: “Sombría, desasosegante. Guión turbio e inteligente. Las escenas de acción no son un pegote comercial y funcionan magistralmente. Sus imágenes perviven en la memoria”. Pero no podemos decir que sea una raya en el agua, las películas de David Fincher, siempre teniendo como referencia absoluta a la grandísima Seven, se han mantenido de una manera muy digna entre las grandes de las décadas de los noventa, dos mil y dos mil diez.
Situaciones límite y suspense
Como dice Boyero, sus imágenes perviven en la memoria del espectador gracias al ataque tan atroz que hace a la mente y a la sensibilidad con sus escenas más desgarradoras. Tengo la firme convicción de que uno de los grandes hobbies de Fincher es colocarnos en las situaciones más límites que él pudiera imaginar y, por supuesto, nosotros jamás lo habríamos logrado.
En El club de la lucha (1999) es, si cabe, aún más drástico con esta afición suya, provocando en el espectador un segundo visionado de la misma si realmente quiere llegar hasta el fondo de la historia, lo que la ha convertido en una película de culto. El enfrentamiento del personaje de Edward Norton (cuyo nombre no se revela a lo largo de toda la historia) con el magnífico Tyler Durden, se vuelve aún más real cuando se ve claro que los dos personajes pertenecen en realidad a la misma persona. Este desdoblamiento de la personalidad permite al director relatarnos un conflicto sobre la libertad y el sistema, sobre el materialismo y las ansias de tener una vida real fuera de lo establecido.
Lo más curioso es que todo el truco del argumento se desvela al final, lo que deja tan sorprendido en el primer visionado que se hace una imperiosa necesidad de volverla a ver para degustarla con todos sus matices. El guión está tan cuidado como en todas sus producciones, a lo que ayuda el hecho de que las películas de Fincher están en su mayoría basadas en novelas.
En un principio la crítica se asustó con sus exageradas dosis de violencia y su radicalidad, tanto que Boyero, el mismo que hacía cuatro años lo admiraba, decía de ella que era una “pretenciosa gilipollez”; sin embargo, según los datos que podemos extraer de foros tan representativos como Filmaffinity es palmario que, conforme ha transcurrido el tiempo, una parte del público la ha sabido digerir y apreciar, convirtiéndola, como ya dijimos, en una película de culto[1]. Actualmente se encuentra en el décimo puesto de las mejores películas de la historia de la página IMDb, con un 8,8 de puntuación superando a Seven que se encuentra en el puesto veintidós con un 8,6.
El suspense y las situaciones límite recorren su obra. En The Game (1997) ya veíamos la caída en picado de un rico magnate que se presta a jugar a un juego especialmente diseñado para él y que es, en realidad, una pesadísima broma de su hermano. No siendo esta película una de las mejores del director, es cierto que ya consiguió crear esa sensación de angustia creciente hasta límites insospechados para luego dejarlo en un final inesperado, otra de las características del cine de Fincher, que no termina de relajar toda la tensión acumulada a lo largo de la cinta.
Suspense mantenido
La habitación del pánico, de 2002, es la máxima expresión de esa angustia, acentuada en este caso por la claustrofobia más literal, sobre todo cuando una de las dos ocupantes de ese búnker necesita para sobrevivir un medicamento que se encuentra en el exterior del mismo. Puede parecer un tópico pero la realidad es que acaba siendo un arma muy efectiva para hacer empatizar al espectador con los personajes. Los personajes de Fincher suelen sumergirse en situaciones de las que no pueden escapar, ya sea metafóricamente como en El curioso caso de Benjamin Button o Perdida, o literalmente como es en este caso.
Asesinos en serie: los favoritos en el cine de David Fincher
El caso de Zodiac, película de 2007, es otro canto al thriller de los asesinos en serie que tanto atraen a este director. Después de Alien 3, Seven, y anterior a su versión americana de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres donde volverá a recuperar esta temática, Fincher coloca al espectador ante una trama de la que ya conoce el final debido a la mundial fama que adquirió el Asesino del Zodíaco cuyos crímenes nunca llegaron a tener un culpable.
Esperando a que algo cambie en la historia, como ya hiciera Donald Siegel con Harry el sucio[2] de 1971 donde el director mata a Scorpio[3], el público experimenta una sensación de impotencia parecida a la de Seven, cuando el final es revelado en unos carteles antes de los créditos finales. El director hace creer que se le va a apresar gracias al testimonio de una de sus víctimas, pero la realidad es que Fincher es bastante fiel a la historia que Graysmith, autor de la novela y directamente involucrado en el caso del asesino, relata en su libro.
La película, como Seven, se desarrolla a un ritmo rápido asemejándose a una carrera contrarreloj donde los personajes siempre van un paso por detrás, un paso pequeño pero decisivo para atrapar al asesino. De hecho, en la propia Seven, Fincher ataca a la dignidad de los personajes haciendo que el caso se resuelva por voluntad del culpable, y no gracias a la pericia de los protagonistas.
Los personajes de David Fincher
Otra característica importante del cine del director es la profundidad psicológica de sus personajes y el mimo con el que los trata. John Doe, asesino de Seven interpretado magistralmente por Kevin Spacey[4], es sin duda su gran personaje. Claro protagonista de una película en la que sólo le vemos el último cuarto de la misma, Doe llena la pantalla con su presencia y con sus palabras.
El director se guardó la sorpresa hasta el último momento ya que este actor no salía ni en los trailers, ni en la cartelería, ni siquiera en el reparto del filme. El personaje de Spacey sorprende con una locura profundamente clarividente en cada una de las frases que pronuncia, llegando incluso a poder considerar su muerte un suicidio ya que él provoca a su ejecutor para que lo mate y así acabar con lo que él denomina “su obra”.
Otro de sus grandes personajes es el binomio conformado por Tyler Durden y Edward Norton en El club de la lucha, donde una misma persona le vale para llenar toda una película. También en El curioso caso de Benjamin Button, el propio argumento de la cinta le sirve para ahondar en el problema de la juventud, la vejez y el “síndrome de Peter Pan”, así como el de la pérdida irremediable, inherente a la vida, de las personas importantes para cada uno de nosotros.
También en Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011) consigue rápidamente que el espectador simpatice con Lisbeth Salander haciendo de ella un personaje de una tremenda fortaleza y presencia en la pantalla. Además, toca la fibra sensible siendo bastante explícito con la violencia que la protagonista sufre y ha sufrido a lo largo de su vida algo que, según mi opinión, no logra la versión sueca de la misma novela. También suele utilizar con bastante frecuencia personajes con pocas habilidades sociales.
Por último creo que se merece un gran lugar en este apartado Amy de Perdida (2014), papel que le valió una nominación al Oscar a la actriz Rosamund Pike. La película está claramente dividida en dos. En la primera parte el punto de vista es el de ella ya que las narraciones pertenecen a su diario, pero no es un punto de vista natural, sino uno deliberadamente alterado por la protagonista de manera que se llega a empatizar con ella hasta que, más o menos a la mitad del filme, te das cuenta de que la mitad de las escenas que se han sucedido son una gran mentira.
Como llevo mostrando durante todo el trabajo, Fincher juega una y otra vez con el espectador haciendo que te creas y veas únicamente lo que él quiere. Este personaje llega a dar verdadero miedo y a provocar una claustrofobia que ya experimentáramos en La habitación del pánico, solo que esta vez no es literal. Algo así como pasara con el personaje de Kathy Bates en Misery, Amy tiene totalmente atrapado a su marido y, lo más irónico del tema es que, lo que más la ayuda es la visión que tienen de ella los medios de comunicación; esos medios de comunicación a los que critica Fincher abiertamente al mostrar cómo la sociedad puede beatificar a una persona únicamente por sus ansias de crear leyendas apoyadas en los sensacionalismos más básicos.
Saltándose su carrera en el cine de suspense, Fincher demuestra su versatilidad adaptando un relato corto de Scott Fitzgerald, con un tono algo más dramático que la versión original, en El curioso caso de Benjamin Button (2008)[5] y La red social, en la que nos cuenta la historia del fundador de Facebook. De hecho estas dos películas fueron de las más aclamadas por el público de su producción, siendo oscarizadas y tratadas de forma bastante benevolente por la crítica.
Aspectos técnicos en el cine de David Finder: imagen e iluminación
Algo que se le da muy bien a Fincher es la filmación de imágenes con escasa iluminación, de ahí que en muchas de sus películas, como en la misma La habitación del pánico o en Perdida, los colores predominantes sean los azules apagados y el negro. También se suceden en sus obras las escenas nocturnas y lluviosas. Aún así, sin duda, los colores preferidos por el director son los amarillos y los ocres, como en Seven o en Zodiac y en menor medida pero también muy significativos en El curioso caso de Benjamin Button o La red social.
Debido a su pasado como publicista y como director de videoclips, considero importante hablar de la fotografía y de las técnicas de imagen que utiliza. Según sus palabras “La gente dirá: Hay un millón de maneras de fotografiar una escena. Pero yo no lo creo. Creo que hay dos, tal vez. Y una es mala.”
La puesta en escena de este director es cuidada hasta el extremo de manera que llega a ser parte del argumento. Como en La habitación del pánico, Fincher utiliza la fotografía para crear diferentes sensaciones en el espectador, así como los movimientos de cámara. Sus movimientos de cámara no suelen ser de cámara en mano, de hecho suele haber sólo uno por película, como es el caso de Perdida o La red social, y usa con bastante frecuencia los movimientos de cámara realizados digitalmente.
Los planos que utiliza más a menudo son primeros planos, de manera que la cámara queda estática o con movimientos muy controlados. También muestra una gran preferencia por los contrapicados. En cuestión de fotografía se mueve en dos ámbitos bastante opuestos, la imagen moderna y limpia, o la decadente y amarillenta.
Proyectos rechazados por David Fincher
Fincher es un director muy selectivo con las películas que dirige, habiendo recibido ofertas para Atrápame si puedes, Misión Imposible III, Batman Begins, Hannibal o Spiderman y rechazado cada una de ellas. Cinco de sus actores han sido nominados a los Oscar por sus actuaciones como actores principales, lo que da una idea de lo que cuida cada una de las producciones y lo que se involucra en las mismas.
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[1] Si aceptamos como película de culto la acepción que da Filmaffinity: Película a las que se les profesa gran admiración por parte de un grupo específico –y numeroso- de personas, bien cinéfilos y otros colectivos. Generalmente obras aclamadas pero no exentas de polémica o detractores, y a menudo cargadas de contenido político, social o filosófico. También films ignorados en su estreno y posteriormente reivindicados. La película tuvo una escasa aceptación en su estreno y en sus primeros años, no así en su lanzamiento en DVD donde sí encontró el éxito.
[2] Fincher hace un homenaje a esta película a través de un ejercicio de metacine, llevando a los protagonistas a ver Harry el sucio a una sala donde parece que la están estrenando. Sin embargo, los personajes no aguantan la visión de esta película ya que la consideran demasiado ficticia, nada cercana a la realidad de los hechos que ellos mismos están investigando.
[3] La versión de rodada por Donald Siegel fue una libre versión de la historia de Zodiac, donde el asesino tomó el nombre de Scorpio, clara alusión al signo Escorpio del Zodíaco.
[4] Oscarizado en dos ocasiones. Óscar al mejor actor por American Beauty en 1999 y al mejor actor de reparto por Sospechosos habituales en 1995
[5] Película premiada con 3 Oscar, entre otros premios, a la mejor dirección artística, mejor maquillaje, y mejores efectos visuales.
Curiosamente, me vi nuevamente hace poco El club de la lucha, Seven y Alien 3 (reconozco que esta solo por formar parte de la tetralogía, aunque su segundo visionado mejoró la opinión que tenía de ella) y no me pasó como con otras, que quedan en la memoria, si te han gustado, solo en sus mejores aspectos. No, Fincher ha hecho unas cuantas obras maestras del cine de suspense psicológico, atosigante y, sobre todo, que hace que el espectador se involucre de forma plena. También en Perdida lo logra. Por no dar la vara, solo decir que, cada vez que me entero que Fincher se coloca a los mandos de una nueva producción, la espero con impaciencia.
A mí me pasa igual, es un director que no hace películas demasiado extrañas ni especiales (quizá el Club de la Lucha sea lo menos habitual que tiene) pero siempre consigue un toque especial que te hace recordar sus pelis.