Primera parte
Segunda parte
Tercera parte
Cuarta parte
16 de mayo de 2017
Estás de viaje. Vuelves mañana a España. Yo ya sé que no voy a volver a verte. No te he hablado desde que te fuiste por no molestar, quiero que disfrutes de tu viaje y no me gustaría que me recordaras como un agobio. Sin embargo, tengo la perenne sensación de que no podría ser un agobio porque has saltado a otra cosa.
No quiero que vuelvas. Quédate allí. No me permitas descubrir que te has cansado de mí, que no me vas a llamar más, que nunca voy a volver a despertarme en tu cama, que nunca más voy a hablar contigo de cualquier cosa delante de una cerveza, o de un café, o tumbados como adolescentes en un banco.
No vuelvas. Déjame recordar que me guardaste 20 minutos para verme antes de marcharte.
No vuelvas. No me despiertes.
No estoy enamorada, pero sí estoy segura de que podría enamorarme.
20 de mayo de 2017
Esta es la última entrada que haré de este diario. Y es curioso, porque no fue pensado para hablar de ti, ni mucho menos. Más bien era una terapia para superar a mi ex, soltar todos los recuerdos que tengo de él, exorcizarlos de alguna manera. Sin embargo, acabé hablando de ti, siempre de ti. Quizá porque tú has sido el único en mucho tiempo que ha conseguido desviar mi atención, pensar que podría seguir hacia adelante, volver a empezar de nuevo.
Llevo 1 año y cuatro meses menos 5 días soltera, más o menos. Bueno, más o menos no. He sido bastante precisa.
Esta sensación de la que hablo, esa que dice que sería posible una salvación, un volver a comenzar, sólo me ha pasado dos veces desde aquel día de enero del año pasado. Una vez fue con Pedro, pero estaba todo demasiado reciente, quizá ese fue el problema. Éramos colegas. Hablábamos horas y horas de trabajo y de placer, o quizá convertíamos en placer el trabajo. Follábamos en su taller, donde él trabajaba, y nos quedábamos horas tirados en el suelo, diciendo tonterías y riéndonos. Como contigo.
¿Qué salió mal de aquello?, te preguntarás. Creo que fui yo, que como siempre, la cago antes de tiempo.
Como siempre.
Como sabía que iba a salir mal contigo desde el principio.
Porque tú has sido la segunda persona en todo este tiempo que me ha recordado qué era la ilusión por conocer a alguien. Y te lo vuelvo a repetir: no estoy enamorada, ni mucho menos; pero estoy segura de que podría estarlo. Siempre y cuando hablar contigo, tratar contigo y verme contigo, no fuese tan doloroso.
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