Historias del arte: De cuando romanticismo saca los sueños y los pinta de colores.
A 30 kilómetros de Lisboa, en Sintra, escondido entre montañas y otros castillos y palacios diseminados en las cumbres de aquellas, se conserva una pequeña joya, cuanto menos, sorprendente: el Palacio da Pena.
Este palacio, construido en la primera mitad del siglo XIX por orden de un Fernando II enamorado de la zona, condensa de un forma muy peculiar neos arquitectónicos, elementos oníricos y grutescos que lo convierten un buen ejemplo de arquitectura del Romanticismo.
Esta obra se construyó sobre el convento de los Jerónimos y fue rodeado de un conjunto de jardines inmenso, con multitud de recovecos y sorpresas que complementan a la perfección la mágica existencia de este edificio.
Y allí está, en lo más alto del lugar, como un colorido vigilante.
(Y, que me dicen mis amigos de habla portuguesa, que la traducción sería Palacio de la Pluma, tema nada penoso por otro lado).
Un tal Francisco, emigrante portugués, bien conocido en Estelí por causa de sufrir morriñas y saudades, originario de Coimbra, nacido Paco da Pena. que mediante malas artes alzó en una sola noche con ayuda de un demonio arrendado un palacio en lo alto de una peña, que así dicen a los cerros en aquellas tierras, a resultas de los cual padeció acto de fé y fue condenado al exilio. Un abrazo.
Un lugar precioso y mágico, que tuve la suerte de visitar hace unos años. Abrazo.
Yo fui hace muchísimo y volví este verano con una amiga. Nunca deja de sorprenderme. Es un imprescindible.
Un lugar único en el mundo. Mágico