Admiración disfrazada

Este texto lo escribí hace unos años. Ayer, una conversación con un amigo me lo trajo a la mente.

A veces las ideas vienen y van y a veces hay que concentrarse en ellas para no perder ese segundo que puede hacer que estés dándole vueltas a algo toda una noche.

 

Hoy, he estado pensando en un personaje de un libro que me he leído hace poco. Es exactamente como cualquier persona aspiraría a ser o, mejor dicho, atreverse a ser. Derivando, perdiéndome en mis cosas, he llegado a la conclusión de que ese tipo de personas, abiertas, extrovertidas, naturales y, sobre todo espontáneas, son las que atraen la atención de una manera tan fuerte que o bien las adoras o las odias. No pasan desapercibidas. No puedes dejar de admirarlas por ser como son, sin tapujos y sin complejos pero, a la vez, crean una sensación de envidia que no es posible hacer desaparecer. Una envidia que, en ocasiones y si no es “sana” (que nunca lo es), lleva a gente acomplejada a querer hundirlas.

 

No resaltas a su lado porque brillan con luz propia, porque bailan mejor que tú, porque ríen con una carcajada más limpia que la tuya, porque hacen amigos antes que tú, porque saben decir que no y se hacen valer, y eso precisamente hace que te vayas haciendo más pequeño, más frágil, más prescindible. Son el tipo de persona que, cierta gente, no presentaría a su pareja.

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Y yo que a veces me he sentido abrumada por el efecto negativo que estas personas pueden producer en algunos sin ni siquiera proponérselo pienso: ¿Vas a malgastar tu vida teniendo una admiración secreta y venenosa? ¿Vas a gastar tu tiempo en intentar destruir lo que no logras llegar a ser, únicamente por ese motivo? Nada es más peligroso que una persona con complejos.

 

Vive tu vida, ama libre, sigue tus metas, deja que te quieran por como eres y, sobre todo, quiérete a ti mismo. Suéltate del mundo. Constrúyete a ti mismo, deja de hacerlo en base a los demas. Sé fiel a tus ideales y a la gente que te rodea. Deja de criticar a los demás y date la vuelta para mirar al presente.

 

Así mañana podrás sonreír cuando te mires al espejo.

 

Ese es mi consejo, si no le gusta tengo otros.

 

 

La imagen de cabecera es propiedad de Victoria Francés.

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